El arsénico es uno de los elementos más abundantes de la corteza terrestre. En nuestra zona se encuentra de forma nativa, y principalmente en forma de sulfuro mezclado con una gran variedad de minerales. Su presencia en el agua, es el resultado de la disolución del mineral presente en cuencas hidrográficas cercanas a volcanes, y es arrastrado naturalmente desde el suelo por donde fluye el agua.
Desde los años 1960, surge dramáticamente el cuestionamiento de la calidad del agua proveniente de la nueva captación del río Toconce. La aparición de patologías graves en niños en la ciudad de Antofagasta, es asociada a la intoxicación por arsénico, movilizado al estado a buscar una solución que procure la salud de la población, y permita seguir obteniendo el recurso de la actual captación, debido a la escasez de nuevas fuentes.
Fue el presidente Eduardo Frei Montalva, quién decidió construir Plantas Abatidoras de Arsénico. En 1970, se construye la primera Planta en el Salar del Carmen, a 12 km de Antofagasta, que mejora la calidad del agua destinada a la población de las ciudades de Antofagasta y Mejillones. En 1978, se inicia el funcionamiento de la planta de abatimiento de arsénico de Cerro Topáter en la ciudad de Calama, destinada a mejorar la calidad del agua proveniente de la captación de Lequéna, para las ciudades de Calama, Tocopilla y Salitreras.
En 1989 asociado al aumento de la población, el desarrollo industrial y el buen funcionamiento de las plantas de abatimiento, se incrementa el aporte de agua con la captación de Quinchamále.
Cabe señalar que durante todo este periodo, la continuidad del agua era sólo de algunas horas, que obligaba a sus habitantes a almacenarla para contar con ella para las labores cotidianas.
Gracias al desarrollo de un eficaz plan de uso de los escasos recursos hídricos disponibles, y la concreción de importantes obras de ingeniería, se logró un abastecimiento continuo a todas las ciudades de la región. Logros que se alcanzaron en los años 1990 en Calama, 1992 en Antofagasta, 1993 en Tocopilla, 1995 en Mejillones y 1997 en Taltal.
Es decir, 10 ppb equivalentes a 10 gotas de agua, en una piscina olímpica. En aquel tiempo en nuestra región, se producía agua bajo la norma chilena de calidad del agua potable Nº 409, con una concentración máxima de arsénico de 50 ppb.
Tanto es así, que ya en el año 2003 mediante la optimización de los procesos empleados en la potabilización del agua, se logra finalmente rebajar la concentración del arsénico en el agua potable, entregada a los habitantes de la Región de Antofagasta a niveles compatibles con la citada recomendación de la OMS. Es decir inferiores a 10 ppb, adelantándo así en varios años a la norma chilena de calidad del agua potable que hace obligatorio este último valor en el año 2005, en reemplazo de los 50 ppb establecidos en el año 1984.
Consecuente con lo anterior y en la línea de asegurar que las concentraciones de arsénico en el agua potable efectivamente den cumplimiento a la normativa vigente, se incorpora tecnología apropiada para la medición del arsénico en el agua potable, tanto en los laboratorios de calidad del agua mediante técnica de espectrofotometría de absorción atómica, así como instrumentos de medición en línea en las plantas de producción de agua potable.