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Sed de Agua Dulce

Presentaciones

Cuando se trata de ambientes hostiles, pocos lugares pueden compararse con el desierto de Atacama. Vivimos en unos de los sitios más áridos del planeta, humedecido por un centímetro de lluvia al año.

Tal sequedad se debe a varios factores, como estar ubicado en el Trópico de Capricornio, un océano frío y una cordillera muy elevada.

La corriente marina de Humboldt, transporta agua fría desde la Antártica a través de la costa chilena. Esta corriente, enfría las brisas marítimas del oeste reduciendo la evaporación. Crea una inversión térmica que impide la formación de nubes productoras de lluvias, y la poca humedad conocida como “camanchaca” o neblina, es atrapada en las laderas de la cordillera de la Costa que impide su paso al desierto.

Otro factor, es una planicie volcánica elevada conocida como el Altiplano que conforma la cordillera de los Andes. Su ubicación geográfica impide la entrada al desierto de las tormentas cargadas de humedad provenientes del Amazonas.

Por tales motivos, las fuentes de agua en la región son escasas, y su disponibilidad depende de la acumulación de precipitaciones y nevadas cordilleranas, producidas por el invierno altiplánico durante los meses de verano.

Nos podemos dar cuenta de que el agua es única, se comporta de una manera muy distinta al resto de las moléculas con masas moleculares semejantes. Observa la diferencia de estado a temperatura ambiente, punto de fusión y de ebullición.
Nos podemos dar cuenta de que el agua es única, se comporta de una manera muy distinta al resto de las moléculas con masas moleculares semejantes. Observa la diferencia de estado a temperatura ambiente, punto de fusión y de ebullición.

Una historia de escasez
Es difícil imaginar hoy, que la provisión de agua potable a las ciudades de la Región de Antofagasta, años atrás no era un servicio continuo, pero la realidad histórica de nuestra región demuestra, que durante décadas existió una importante restricción del vital elemento, que afectó a todos sus habitantes.

Los antiguos habitantes del desierto, se abastecían en pequeñas vertientes de agua dulce o salobres en la costa, y en el interior del desierto de escasos ríos y pequeñas vegas.

Con la llegada de los emigrantes atraídos por las riquezas que se descubrían en el desierto, la demanda de agua dulce comenzó a aumentar, producto del nacimiento de nuevos poblados ubicados en la costa.

Con el auge salitrero, y la llegada de más habitantes la escasez fue total, para aumentar la obtención de agua dulce se construyeron resacadoras de agua de mar para abastecer a la población y la industria creciente.

En aquel tiempo, el agua era distribuida a través de barriles a lomo de burro para el consumo en los hogares, labores realizadas principalmente por niños y mujeres. El costo del agua era tan elevado, que el aseo corporal era un lujo que pocos se podían dar.

Los primeros cambios
La empresa de ferrocarriles de la época, 1892 construye la primera aducción para transportar agua cordillerana hasta el litoral. Las aguas eran captadas de los ríos Pólapi y San Pedro de Inacaliri, esta agua abastecía a Antofagasta y a poblados intermedios con un caudal de 2.500 m3/día, disminuyendo progresivamente el uso de las resacadoras de agua de mar. Es importante destacar, que el agua obtenida era consumida tal como se encontraba en la fuente, sin aplicar ningún tratamiento de potabilización.

En 1914, la empresa de ferrocarriles construye una segunda cañería desde los estanques de San Pedro de Inacaliri, incrementados con aguas de los ríos Palpána y Silóli. Ambas aducciones suministraron agua a la ciudad de Antofagasta que alcanzó a 7.500 m3/día.

En 1938, se construye una nueva cañería desde Silóli a los estanques de San Pedro, aumentando la capacidad de 28.000 m3/día. Esta obra mejoró principalmente la situación de Calama y poblados intermedios, dejando mayores excedentes para Antofagasta.

En 1945, se suministra agua para Tocopilla y las salitreras de María Elena y Pedro de Valdivia de una nueva aducción desde las vertientes de Linzor.

La sed sigue en aumento
Pese a todas las instalaciones, en 1948 no alcanzaba el abastecimiento de agua para los 50.000 habitantes de Antofagasta. En 1952 por mandato del presidente de la época, Señor Carlos Ibáñez del Campo se construye la gran aducción del río Tocónce, que es terminada en 1958. Luego en el año 1962 se complementa el caudal, con las aguas provenientes del río Hojalár.

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