Hace más de 20 años, antes de la masificación del concepto de crisis climática y de los graves daños que ha provocado la extensa sequía que afecta al centro norte del país, en Antofagasta, en medio del desierto más árido del mundo, comenzamos a mirar el mar como una apuesta sostenible de abastecimiento para producir agua potable y así acompañar el crecimiento demográfico y productivo de la capital regional.

En 2001, la empresa sanitaria y autoridades locales de la época propiciaron la construcción de la primera planta desaladora para producir agua potable en Chile, que inició sus operaciones en 2003 en el sector norte de la ciudad de Antofagasta.

Con la capacidad de producir 150 litros por segundo de agua potable fue toda una innovación para la época, cubriendo aproximadamente el 10% de la demanda existente en dicho momento. Hoy, a dos décadas de ese hito, la Planta Desaladora Norte, luego de varias etapas de ampliación, produce 6 veces más agua que en sus inicios. Y con ello cubre en un 80% el requerimiento de agua potable de Antofagasta y en un 100% el de Mejillones.

Actualmente es la desaladora para producción de agua potable de mayor capacidad en toda América Latina, un motivo de orgullo para nuestra región. No obstante, el constante crecimiento de Antofagasta, sumado a la insuficiente disponibilidad de agua de fuentes continentales, hacen indispensable incrementar nuevamente la capacidad de esta planta, para cubrir el 100% de la demanda actual y a mediano plazo.

Así nace el proyecto de Ampliación de la Planta Desaladora Norte, la mayor inversión en infraestructura sanitaria en la historia de esta región. Las nuevas instalaciones aumentarán en un 53% la disponibilidad actual de agua potable a partir de una fuente inagotable como es el mar.

Permitirá viabilizar nuevas construcciones de viviendas públicas y privadas, equipamiento urbano, actividades económicas, generar nuevos espacios públicos y áreas verdes en Antofagasta y Mejillones.